3 de julio de 2012

Con mentalidad cambiada

No me había dado cuenta lo afortunada que soy hasta que regresé a mi casa y comencé a recoger mi cuarto. La cantidad de ropa y zapatos era impresionante. Vi piezas de ropa que quizás me había puesto una sola vez y que compré posiblemente de manera compulsiva porque estaba en rebajas.

En los nueve meses de estadía en Mallorca puedo contar con los dedos de mis manos las piezas de ropa que me compré y que fueron totalmente necesarias que las adquiriera. Por ejemplo un abrigo y calienta piernas para combatir el inesperado invierno de 10 grados en una isla.
Modelando el abrigo.
Posiblemente contribuía a que no comprara ver los precios y convertir los euros a dólares. Pero creo que la razón más importante era poner la vestimenta y apariencia a un lado para darle prioridad a otras cosas. En vez de gastar 50 euros en un conjunto de ropa con ese mismo dinero podía comprar un boleto de avión para Barcelona o Italia.
Aprendiendo a manejar el dinero.
Ryan Air una de las aerolíneas más económicas de Europa.
Mi visión principal al llegar a Europa siempre fue poder aprovechar mi estadía para viajar a diferentes países de la Nación Europea. Al descubrir lo económico que era volar y moverme a otras partes aprendí a manejar mejor mi dinero y poner a un lado las compras de accesorios, zapatos y piezas de ropa.
Tiendas en Palma.
¡No hay nada mejor que pagar por los viajes con tu propio dinero y no cargárselo a una tarjeta de crédito! Ah y sobre todo darse el gustito de cenar en el centro de Barcelona, una exquisita paella, tomar un tren "Flecha Roja" hasta Venecia y Florencia o tener un piso prácticamente para mí frente a uno de los ríos más famosos de Lisboa en Portugal.
La paella más deliciosa haya probado.
Flecha Roja en la estación de Venecia, Italia.
Piso rentado en Lisboa.
No es por criticar pero en Estados Unidos se le da demasiada impotancia a la apariencia de las personas. Todo marcas reconocidas, compras innecesarias por estar a la moda cuando posiblemente se puede disponer de ese dinero gastado en un viaje con memorias inolvidables. De todos modos la ropa pasa de moda y terminamos regalando o donando esos trapos que se convierten obsoletos de acuerdo a la sociedad.

De ser una de esas compradoras compulsivas he pasado a ser una persona más consiente. Ahora tengo una visión más clara de un futuro a corto y largo plazo: ¡quiero viajar el mundo! Para esto hay que tener un poco de pasta (dinero) reunida y gastándolo en cosas materiales no me va a llevar a esto.

¡El mundo me espera!
El mundo me espera.

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