18 de febrero de 2012

Esta es mi ciudad

Viernes en la mañana, después de una semana nublada y lluviosa finalmente salía el sol y aumentaba la temperatura. Las calles de Palma invitaban a ser caminadas. Aprovechando el buen tiempo decidí ir de compras. Mi rumbo hacia la versión europea de "Walmart". Los precios un poco más altos pero vale la pena la caminata de media hora y la distracción de los pasillos llenos de artículos que en el supermercado más cercano muchas veces no se encuentran.
Por las calles se notaba una gran diferencia; las personas vestidas más ligeramente y caminando. Palma en las últimas semanas parecía desértica por el frío. En mi recorrido lo primero que me encontré fue un hombre orinando públicamente entre dos coches. ¡Que barbaridad! Ya nada me espanta.
Continúe caminando para encontrarme a los viejitos sentados en los bancos por la Calle Blanquerna. Otros preferían sentarse frente a las barritas tomándose el cafecito de la mañana o la cervecita, ¿por qué no? Me causaba gracia ver a las personas sentadas buscando el calorcito del sol como las tortugas cuando se asolean sobre una piedra. En otras barras sólo se veían grupos de hombres con cervezas en mano y platicando sobre política o el acontecer del día. También se observaban las mesas con las botellas vacías con sobras de pan y aceitunas. Los olores de las doñitas cocinando y las panaderías confeccionando los ricos panes y pastelillos opacaban los olores desagradables a basura o excremento de perro.
Jamás había visto tanto excremento de perro en las calles, pero obviamente nunca he vivido en una ciudad. Hay que caminar con extra precaución como en un campo minado porque sino te llevas enredado un regalito bien apestoso. Hasta ahora he tenido suerte de no llevarme uno de esos obsequios a casa. Para llegar hasta mi destino tengo que pasar por un barrio de gitanos, una parte no muy buena de la ciudad. Se escuchaban las personas peleando en sus pisos, la música super alta, los vagabundos buscando entre la basura y el típico olor a marijuana.
Ah y como no mencionar el piropo de los hombres con la mirada intensa de pies a cabeza, "que guapa" o un poquito más vulgar, "estas buenísima morenaza". Esta es mi ciudad y el poder apreciar cada detalle me enardece. Hay mucho por contemplar y recorrer pero me fascina la idea de ver algo nuevo a diario aunque sea simplemente caminando por las calles de Palma.

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