Para nada me quejo de la oportunidad que he tenido de vivir en España por casi un año. Una de las grandes ventajas es poder viajar dentro del continente europeo. ¡Hay tanto que ver!
Mi más reciente viaje fue hasta Portugal, específicamente al área de Lisboa. Desde principios de febrero contemplaba la idea de darme un viajecito. Se lo comenté a una amiga y estuvo de acuerdo en ir juntas.
Llegamos al aeropuerto de Lisboa a eso de las 3:00 de la tarde, luego de un corto viaje de una hora y 20 minutos. Buscamos nuestro equipaje y nos movimos hasta la salida del aeropuerto para tomar el AeroBus 1 que nos llevaría hasta el corazón de Lisboa.
El bus estaba lleno, a la puerta estaba la chica que cobraba el billete. Nos tuvimos que mantener de pie porque todos los asientos estaban llenos. El chofer hablaba por celular mientras frenaba precipitadamente y todos los pasajeros se movían de un lado a otro. Si no te sujetabas bien seguramente caías rodando.
Durante el recorrido hasta la última parada de autobus pudimos ver el centro de la ciudad, con bastante actividad. La ciudad construída en una cuesta fue lo más que me llamaba la atención. Las plazas y las rotondas marcaban los lugares más turísticos con estatuas y monumentos.
Al llegar hasta la parada nos bajamos y caminamos hasta el tranvía. En el tranvía tratabamos de descifrar cuál sería nuestra parada. Un señor al parecer vió nuestras caras de perdidas y dijo que no nos preocuparamos que él nos diría cuando tendríamos que bajarnos.
Caminando por las aceras de Lisboa conseguimos la calle del apartamento donde nos estaríamos hospedando. Pequeño problema, no teníamos el número exacto del apartamento. Un hombre que trabajaba en construcción nos prestó su celular para llamar a la chica que renta el lugar. Por suerte estaba en las afueras del apartamento y nos estabamos muy cerca.
Al llegar el lugar lucía exactamente como lo habíamos visto en las fotos por "internet". Pusimos nuestro equipaje en el cuarto, hicimos un recorrido por el apartamento y salimos a comer la cena que andabamos super hambrientas.
Fuimos a un restaurante con especialidad en bocadillos (emparedados) y nos sentamos al aire libre a percibir la vida de las calles del barrio de Belém.
Luego de comer caminamos el área donde hay varias atracciones principales para ver. Entre ellas el Monumento a los Descubrimientos, Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém.
En la noche nos dirigimos hacia el centro de Lisboa a disfrutar de la vida nocturna.
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