12 de marzo de 2012

Sintra, un pueblo mágico

Sin perder tiempo nos levantamos, vestimos, desayunamos y empacamos nuestro almuerzo y meriendas para el gran día de excursión. Nuestro destino final: Sintra, villa portuguesa en las montañas a una hora de viaje en tren desde Lisboa.
Estabamos sumamente emocionadas de hacer este viaje, muchas personas nos habían recomendado que visitaramos este hermoso pueblo por sus extraordinarias atracciones turísticas. Tomamos el bus hasta el centro de la ciudad y tuvimos que preguntar donde se encontraba la estación del tren de Rossio.
Compramos nuestros boletos cinco minutos antes de que saliera el próximo tren. Durante el viaje admirabamos los edificios, montañas, en fin todo el bello paisaje.
El tren parecía uno de los trenes del metro de Nueva York con tantos americanos simultáneamente hablando inglés. Al llegar a la estación en Sintra preguntamos cómo llegar hasta las principales atracciones y nos recomendaron que compraramos un boleto de autobus que nos llevaría a los diferentes lugares.
Tomamos el bus hasta un área céntrica, tomamos fotos y en una parte llena de negocios entramos a una tienda muy particular a catar vinos y probar todo tipo de producto netamente portugués.
Entre los más particulares, la ginja licor confeccionado con cerezas que se bebe con vasitos de chocolate. También probamos licores a base de almendra, castaña, quesos, aceites de oliva y hasta aderezos.
Continuando nuestro recorrido nos detuvimos en un café a probar por primera vez un "galão", un café con leche más grande, hecho con un cuarto de café y tres cuartos de leche. El café lo acompañamos con "queijadas", quesadillas típicas de esta área elaboradas a base de queso fresco y caramelizadas en la parte superior.
Creo que les hablé bastante de comida y me desvié de próposito de nuestra visita a Sintra. Nuestra próxima parada nos llevó al tope de las montañas donde se encuentra el Castelo dos Mouros.
Con sólo ver la inmesidad de este lugar y los años de historia que reguarda nos enamoramos. Caminar por las murallas de piedra y respirar aire fresco nos fascinó. Las vistas hasta la ciudad y el mar alucinantes. ¡El mundo es bello!
Luego de pasar casi dos horas recorriendo esta impresionante atracción tomamos el bus hasta el El Palacio da Pena que fuese una de las principales residencias de la familia real portuguesa durante el siglo XIX.
Había visto fotos del lugar y me llamaba mucho la atención los colores, la ubicación y el tamaño. Pero cuando llegas y estas frente a esta estructura te pierdes en los detalles, los jardines y las vistas del valle de Sintra.
Después de un largo y divertido día tomamos el tren de vuelta a Lisboa y llegamos al piso a relajarnos un rato antes de continuar con nuestra próxima aventura.

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