28 de septiembre de 2011

Me comienzo a sentir como en casa

Van tres días de mi llegada y cada día que pasa me voy acostumbrando más y más. Temprano en la mañana tomé el tren nuevamente hacia Palma, esta vez cargando todas mis maletas. Ese fue el ejercicio del día cargando dos maletas gigantescas y un bulto que pesaba un quintal. Me disfruté la vista de camino y al llegar ya me esperaban en la parada para comenzar mi día. Lo primero que hicimos fue ir a desayunar. Yo pedí un "bikini" con jugo de melocotón y café. Se preguntarán que es un "bikini" pues un emparedado de pan rebanado con jamón y queso. Estuvimos sentadas al aire libre por casi dos horas platicando y luego nos dimos a la tarea de ir a ver varios pisos que están disponibles para rentar. Hoy si fue el día de las perdidas. Al preguntar en la calle casi nunca nadie te puede explicar en qué dirección ir. Dando vueltas y vueltas finalmente llegamos al piso. Luego nos dió hambre de tanto andar dando vueltas bajo el sol. Esta vez paramos a comer bocadillos al aire libre. Bocadillos también son empararedados pero es un panecillo picado por la mitad y relleno de lo que quieras. Mi bocadillo fue de jamón serrano. Lo probé por recomendación y tratar algo nuevo pero no estoy muy segura de haber quedado encantada con el jamoncito. Nuevamente estuvimos en la platicadera por un buen tiempo. Al culminar fuimos al super a comprar algunas cosas y regresamos al apartamento más sucio que he visto. ¿Por qué será que existen personas tan sucias en este mundo? No conocen la palabra limpieza. Pero bueno no es mi piso así que me da igual. De todos modos ya muy pronto de mudan dos de los lechoncitos, una húngara y un alemán. El resto de la tarde la pasé en este mismo piso que muy pronto de puede convertir en mi nuevo hogar. Si esto se convierte en una realidad la limpieza y la desinfectación llegan volando.

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