9 de enero de 2012

¡Adiós 2011! ¡Bienvenido el año nuevo!

Se acercaba la hora cero para despedir el 2011 y el haber estado ocupada durante el día no me había dado la oportunidad de pensar en lo distanciado que estaría de mi familia. La melancolía más grande me llegaba cuando pensaba en la diferencia de hora y en que cuando ellos estuvieran despidiendo el año yo estaría durmiendo. Al comunicarme vía telefónica no pude aguantar más el melancolismo y comencé a llorar sin parar. Pero nuestros anfitriones e invitados nos esperaban abajo para comenzar la fiesta. Así que me alisté para despedir la última noche del 2011.
El menú totalmente italiano, acompañado de un buen vino y música al fondo. Todos conversabamos y en el despiste casi se quema por completo en el horno uno de los platos principales.
Entre risa y risa el anfitrión de la fiesta, Hernan hacia un brindis cada 5 minutos.
Lo mejor de todo es que el brindis era secundado por Diana y luego por mí. Lo más gracioso era ver la cara de Stefano que a veces ni se quería poner de pie porque sabía que haciamos el brindis con frecuencia y a propósito. Con el pasar de las horas más invitados llegaban y la música y el bullicio se apoderaban del apartamento.
Las bailarinas no lo pensaron dos veces para montar la coreografía y bailar hasta los anuncios. Los Angeles de Charlie, agrupación compuesta por la vocalista, Tatiana y las bailarinas y coristas; Diana y yo.
Ya al acercarse la media noche cada cual recibió su vasito de 12 uvas, que se comen para la buena suerte y la tele sintonizada en el canal italiano para despedir el 2011.
Fue una despedida alegre, acostumbro a llorar pero esta vez al quizás no tener a mis seres más allegados no tuve tiempo para reflexionar ese momento. Todos los invitados intercambiamos besos y abrazos y el resto de la noche la pasamos bailando y tomando vino.
No se de donde salió tanto vino pero cada vez que la copa se vaciaba el "bartender" la llenaba sin preguntar.

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