De vuelta a la Italia

Navidad sin familia me tenía un poco preocupada porque sabía que terminaría deprimiéndome un poco. Como la mayoría de las personas que trabajan conmigo en este programa, aprovecharon para planificar viajes durante los días festivos. ¡Yo no me quedé atrás! En vez de viajar con amistades opté por irme sola nuevamente a la Italia. Sí, a Italia, donde sabía que la pasaría fenomenal por ese calorcito latino y la gran hospitalidad. Esta vez el viaje fue sumamente largo, tres escalas en Barcelona, Munich y finalmente a Bolonia, Italia. En Barcelona tuve que esperar unas 6 horas antes de tomar el siguiente vuelo. Aproveché para hacer algunas compras, comer, escuchar música, leer, en fin gracias a Dios las horas no fueron eternas como lo pensé.

En Munich el aeropuerto me pareció fascinante. Viajaba con Lufthansa, aerolínea que tiene su propio terminal en Munich. Para los fumadores les tienen espacios cerrados donde pueden sentarse tranquilamente a disfrutar de su cigarrillito.

También hay estaciones con café y té de varios sabores. El periódico de varios países disponible y totalmente gratis al igual que los servicios de internet.

Mi último vuelo hacia Bolonia fue de más o menos una hora y al llegar estaba haciendo un frío increíble, pero esta vez iba preparada de pies a cabeza. Para mi sorpresa al encender mi celular recibí mensaje de texto de mi amiga que el coche donde venían de camino se había descompuesto. Luego de buscar mis maletos salí y encontré a mis amistades esperándome. Habían llegado en un coche de un amigo de ellos. Para ser más específica un Mercedes Clase A.

Imagínense a cinco personas en este carrito más mis maletas y bolsos de compra ya que habían hecho una parada en el centro comercial antes de irme a recoger. Pero como dicen al mal tiempo buena cara, teníamos tremendo vacilón. En cierto punto cambiamos vehículos y finalmente llegamos a Codigoro. Después de un baño quedé rendida en los brazos de Morfeo.