9 de junio de 2012

¡Joder tío, de lo que me he perdido!

Luego de las fiestas en el colegio y el estrés de la mudanza el día antes de partir a Estados Unidos era el día perfecto para relajarme un rato.

Mi guía turístico se había ofrecido a llevarme a una playita. Desde temprano manejamos en dirección hacia el municipio de Deia en la Sierra Tramuntana. Curvas y curvas cruzando el pueblo hasta llegar a una pequeño estacionamiento que únicamente aparcaba máximo cuatro coches.
Deia
Para llegar hasta la playita de Llucalcari tuvimos que hacer una caminata de por lo menos 20 minutos.
Esta playa es conocida porque algunas personas utilizan los charcos que forma una fuente de agua dulce para cubrirse el cuerpo de barro. ¡Como hemos sudado bajando! Al ver la perfecta vista de rocas y agua cristalina olvidamos la bajadita y nos enfocamos en encontrar un lugar para tomar el sol.
Cala Llucalcari
Algo si llamó mi atención, la mayoría de las pocas personas que se encontraban en la playa estaban completamente desnudas. Durante los meses de mi estadía en Mallorca ya estaba curada de espanto, así que ver algo así no me causó gran reacción. No porque estuvieramos en una playa nudista necesariamente significaba que YO me pondría el traje de Eva.

Mi guía decidió que nos retiraramos de la cala y nos fueramos a un área más aislada para estar más tranquilos. Las rocas gigantescas nos servían de suelo en medio del mar. Teníamos nuestra propia piscina natural solamente para nosotros dos.
Vista impresionante
Esto es vida.
El chico se fue hacer un poco de ésnorquel en los alrededores mientras yo tomaba un poco de sol y contemplaba una vista impresionante, nunca antes vista y que me estuve perdiendo por los pasados cinco meses. ¡Joder tío! jajaja

Más tarde nos sentamos almorzar bajo unos árboles y a disfrutar de la brisa y un mar totalmente tranquilo. También hubo siestas, juegos de mano y un poco de reflexión y melancolía. ¡Faltó el besó de despedida!
El guia turistico almorzando.
Andreu de siesta.
¡Quien diría que 9 meses pasaron tan pronto y que me enamoré de esta Isla y de su gente! Una mezcla grande de emociones por un lado triste de irme pero feliz de haber podido disfrutar tanto de esta experiencia.
Mi guia mallorquin


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