La emoción no me dejaba pensar, la hora cero había llegado. ¡Italia me esperaba! Levantada desde las 5:00 de la mañana me dirijí al aeropuerto de Palma. De ahí tomé mi primer vuelo con destino a Barcelona.
El vuelo fue corto, sólo 35 minutos en el aire. Al llegar a Barcelona y sin tener la hora correcta me apresuré para hacer el "check-in" para solo darme cuenta que tenía más de una hora de espera.
De Barcelona el vuelo se dirigía hacia Milán. Este vuelo fue de poco más de una hora. Al llegar a Milán (Bergamo) tomé un bus hasta la estación del tren, compré mi boleto hasta Ferrara y comencé una hermosa odisea.
El tren "Flecha Roja" te lleva a tu destino en la mitad del tiempo que tomaría llevarte en un tren regular. Mi primera parada fue en Bologna para luego tomar otro tren hasta Ferrara.
Con los nervios de punta, imagínense que nunca había estado en Italia y mucho menos sabía como funcionaban los diferentes métodos de transporte, pregunté cúal tren debía tomar y me dijeron que hacia menos de 5 minutos que había pasado. Me quería arrancar las greñas pero terminé preguntando en la boletería y me dijeron que el próximo tren pasaba en unos 15 minutos.
Llegué a Ferrara y buscando en las afueras de la estación rápidamente encontré a Diana. ¡Que felicidad después de un largo día de viaje recibir una alentadora bienvenida!
De Ferrara ella manejó hasta el pequeño pueblo de Codigoro donde reside junto a su hija. En el transcurso no pude apreciar mucho la vista porque ya había oscurecido y había mucha neblina. Al llegar a su casa nos relajamos un poco y después salimos a ver una película y a cenar.
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