2 de noviembre de 2011
"Halloween" en la Isla
Llevaba algunos días planificando posibles disfraces para la noche de Halloween pero al salir a la calle a buscar mis opciones estaban limitadas. Fui a la tienda de la china, más abajo de mi calle y tenía las cosas esenciales pero no lo que yo buscaba. Originalmente me quería vestir de un leopardo. Tenía una falda con ese estampado y lo que me faltaban eran unas orejas y una cola.
A fin de cuentas terminé comprando una diadema con unas arañas, unos guantes negros y una bufanda con un estampado parecido al de la falda.
La noche de las brujas llegó y sin haber tenido éxito creando mi disfraz, "Facebook" se encargó de solucionar mi problema. Como arte de magia apareció una publicación deseando una feliz noche de brujas junto con una chica maquillada como una carabela de azúcar como en México.
Con delineador de ojos en mano y frente al espejo comencé a trazar las líneas y dibujos. ¡Me quedó mejor de lo que pensé! Con mi faldita de leopardo, mi blusita negra sin mangas y mi cara maquillada nos dirigimos al colmado de la esquina a comprar una botella de vinillo.
Puedes conseguir una botella de vino por menos de dos euros y estar feliz toda la noche. De ahí nos encontramos con otras chicas y nos trasladamos hasta el apartamento de una de nuestras compañeras de trabajo. Entre conversación y tragos de vino se hicieron las 1:00 de la mañana.
A esa hora ya muchos estaban entonados y decidimos tomar el bus hasta el Paseo Marítimo, donde se encuentra la vida social de Palma.
Todo cursaba excelentemente bien hasta que una de las integrantes del grupo decidió cruzar la calle sumanente pasada de tragos y desapareció. Ahí comenzó la tragedia, una de las chicas preocupada, pensando que sucediera algo y otra le llevaba la contraria diciendo que ella acostumbra hacer eso.
Mientras concurría el debate me compré unas papas fritas, ¡me atacaron los "munchies"! y contemplé a toda la gente disfrazada.
En Europa la celebración de Halloween no se compara con Estados Unidos. Hay niños y personas que se disfrazan pero no salen a buscar dulces a la calle. También noté que todo el mundo se viste con disfraces tenebrosos y muy pocos con atuendos originales y graciosos. Todos los disfraces que vi tenían sangre y básicamente se dividían entre zombis, vampiros, monstruos y brujas.
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