10 de octubre de 2011

Explorando por Valldemossa

Había llegado el tan anhelado día para aventurarse fuera de las calles llenas de tráfico, monóxido de carbono y olores raros típicos de una ciudad grande. Un grupo de compañeros de trabajo habíamos quedado en reunirnos frente a la estación del tren para comprar nuestros boletos para Valldemossa, pequeño pueblo localizado a 30 minutos al noroeste de Palma en el valle de la sierra de Tramontana.
El viaje del autobus fue muy placentero con unas vistas hermosas entre medio de montañas y plantaciones de olivos y almendros. Al llegar a este municipio nos dirigimos hacia el mercado al aire libre donde se vendía aceitunas, crepes, queso, panes, ropa y una variedad de artículos confeccionados en cuero, uno de los productos más producidos en la isla.
Preguntamos acerca de la ruta para hacer caminata por las montañas y con direcciones específicas nos encaminamos a la aventura del día. Gracias a Dios que nos habíamos preparado con vestimenta adecuada porque la temperatura había descendido.
Montaña arriba cada vez se ponía más frío. Nos detuvimos varias veces a descansar y apreciar las hermosas vistas del pueblo desde lo alto. En la cima nos sentamos a almorzar con una vista que daba hacia el mar y el resto de la sierra toda vestida de verde. Fenomenal respirar aire puro y sostener buenas conversaciones con un gran grupo de compañeros.
Descendiendo después de esta experiencia inolvidable nos dirigimos hacia la parada de autobuses. Llegamos justo a tiempo antes de que saliera el bus de vuelta a Palma. Como yo siempre soy la traductora del grupo me tocó entrar primero y sólo había un asiento disponible. Mis compañeros se tuvieron que quedar a esperar al próximo bus. A mi me tocó el asiento "VIP" al lado del chofer, la mejor vista bajando las montañas.
De regreso a casita, con un cansancio que me tenía casi sonámbula cené y me entregué totalmente a los brazos de Morfeo.

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