24 de octubre de 2011
Viaje a Manacor
Los planes estaban establecidos, viaje a Manacor para disfrutar de un festival en esta ciudad al este de la isla.
Como siempre el punto de encuentro es la Plaza de España, área céntrico de la ciudad donde está la estación del tren y las paradas de autobuses. Compramos el boleto de tren y no hicimos más que bajar las escaleras y el tren arrancaba. Quizás no el mejor comienzo de nuestro día pero Dios sabe por qué hace las cosas.
De camino a Manacor nos tocó sentarnos frente a un señor y una señora ambos diría yo en sus setenta años. Como el viaje era largo y estar mirándonos las caras no era una buena opción, opté por comenzar una conversación.
Entre tema y tema Juan nos comentó acerca los trabajos que ha hecho, por ejemplo ayudó en la construcción de un puente dentro de las Cuevas del Drach. Mencionó lo bonito de esas cuevas y que deberíamos ir a visitarlas en algún momento.
De imprevisto nuestros planes cambiaron totalmente. Juan nos ofreció llevarnos hasta la entrada de las cuevas. Le pregunté a mi compañera de viaje si le incomodaba viajar con un extraño por áreas que no conocíamos. Me dijo que no y nos aventuramos a visitar estas cuevas en el pueblo de Porto Cristo.
Llegamos justo a tiempo para la función de las 2:00 de la tarde. Impresionantes las formaciones de las estalactitas y estalagmitas. Hacia mucho que no visitaba unas cuevas y ver todas las formaciones y las acumulaciones de agua el agunas partes, me hizo pensar en lo maravillosa que es la naturaleza.
A mitad de nuestro recorrido nos encontramos con un lago subterráneo y un área abierta con muchas bancas. ¡La mejor parte estaba por comenzar! Estas cuevas son conocidas por su concierto clásico sobre el lago Martel. Tres barcas iluminadas en medio de la total oscuridad nos deleitaron con piezas de Caballero, Martini, Chopin y Offenbach.
Al culminar el concierto cruzamos el lago en barca y terminamos nuestro recorrido por estas maravillosas cuevas descubiertas en 1896 por el francés E.A. Martel.
Nuestra aventura continúa por las calles de Porto Cristo hasta encontrar la parada de autobus que nos llevaría de vuelta a Manacor. Nos aseguramos que estuvieramos en el bus correcto y luego de un rato y no reconocer la ruta de vuelta le pregunté al guapísimo chofer cuál era la parada para la estación de tren en Manacor. Para mi sorpresa ya habíamos pasado la parada. El chofer muy amable dijo que no nos preocuparamos que en la próxima parada nos bajaramos, cruzaramos la calle y esperaramos por el próximo bus que llegaba en menos de 5 minutos.
Exactamente como nos había dicho, llegó el autobus y al explicarle la situación el nuevo chofer nos dijo que teníamos que pagar nuevamente. Al ver mi cara de asombro nos dijo: "¡Os tengo que cobrar doble, por despistadas! Suban que ya Tameu me ha dicho que dos chicas guapísimas y perdidas me esperaban."
Por distraer al otro chofer terminó olvidando el doblez hacia Manacor y tuvo que regresar para volver a caer en ruta. Al llegar a la parada nos explicó cómo llegar al centro de la ciudad. Caminamos hasta encontrar un lugar donde comer y pasamos una tarde hermosa tomando vino y comiendo comida americana. ¡Tenía bajón de grasa!
Algo si les comento, nunca encontramos el festival. Hasta el mismo Tameu que vive en este pueblo ni sabía que había un festival. Regresando a la estación de tren nos encontramos nuevamente con Tameu, que burlándose de nosotras nos preguntó dónde era el festival.
Cansadísimas después de un largo día de grandes experiencias tomamos el tren hacia Palma y terminé mi noche con más vino tinto y buena música.
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