6 de octubre de 2011

Mis estudiantes son muy especiales

Hoy les escribo desde mi balcón, pequeño pero por lo menos puedo percibir lo que sucede a diario a mi alrededor. Sonaba al fondo una bachatita; no les puedo decir quien cantaba y después Son by Four con "A Puro Dolor". Escuchar música así me recuerda a Orlando. Luego de un día largo de trabajo llegué al piso y me tomé una merecida siesta. Las siestas se han convertido en parte de mi rutina. No se si es que me levanto super temprano, el tanto caminar o que mi cuerpo aún no se ajusta al cambio de hora pero al llegar al apartamento a diario me siento agotada. Mi tercer día de trabajo fue un poco diferente. A pesar de que algunos de los alumnos no sabían de mi llegada otros sí y me dieron la bienvenida preguntándome: ¿Eres Italis? pero con una emoción que definitivamente te hace sentir acogida. Hoy me tocó trabajar con niños de segundo, tercero, cuarto y sexto. Algunos más tranquilos que otros pero niños al fin tienen energía de sobra. En segundo tengo a este niño llamado Outmane al parecer le gusta mucho mi nombre porque cada dos minutos me estaba llamando para que checara su trabajo y le dijera si lo estaba haciendo bien o no.
También en el mismo grado Ainaira es la que sólo me habla en castellano y mallorquín, como si yo pudiera entenderla, jajaja y me dice que le encanta mi color de esmalte de uñas y mis pulseras. Estan hasta los chiquitines que ya se sienten tan cómodos conmigo que al despedirse me dan un beso y un abrazo.
Algo muy común acá puesto que las maestras abrazan y besas a sus estudiantes y si tienen que darle un halón de oreja y gritarle lo hacen también. En Estados Unidos ya estuviera la policía investigando la posible causa del trastorno o daño al niño. Muy diferentes las maneras de pensar de estas dos culturas. Otra gran diferencia que he encontrado en el sistema escolar de Mallorca es que los niños con necesidades especiales no tienen un programa aparte. Comparten aula con el resto del alumnado. No me puedo quejar para nada, me he sentido muy aceptada en la escuela y ya los niños cuando me ven por el pasillo me llaman por mi nombre como si me conocieran de mucho tiempo. Tienen un poco de miedo de comenzar una conversación pero nos vamos entendiendo poco a poco. Ya les hiré contando que tal me va cuando tenga yo que explicar las lecciones y prepararlas de antemano.

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